miércoles, 30 de noviembre de 2011

La redención de los no-muertos

El siguiente texto es una ponencia presentada en el I Congrso de Sagas Fantásticas y II Congreso de Neoépica, realizado en la ciudad de Córdoba en el año 2011.


La redención de los no-muertos: La reconstrucción del mito del vampiro y el nacimiento de un nuevo héroe en las figuras góticas de Lestat, Spike y Damon

“La gente que deja de creer en Dios, o en la bondad, sigue creyendo en el demonio. No sé por qué. No; sé muy bien por qué. El mal siempre es posible. Y la bondad es eternamente difícil”

Anne Rice



A partir de la Ilustración, el hombre ha intentado encontrar la explicación de absolutamente todo a través de la ciencia. Pero, en el proceso, ha dejado espacios vacíos; demostrando así, irónicamente, que la razón no puede explicar todo.

 Las creaturas de la noche nacen para explorar el lado oscuro del hombre, el lado perverso, el mal que habita oculto en él. Los vampiros son unas de esas creaturas. Son héroes góticos que han copado el mundo de las sagas de terror. Pero su figura de ficción ha sufrido diferentes transformaciones desde su aparición en la reconocida obra de Bram Stoker, Dracula.

Este trabajo se centra particularmente en la manera en la que el vampiro de ficción abandonó su estadio de creatura diabólica para convertirse en un héroe gótico, proceso que se ha dado en varios vampiros, los cuales han hecho a un lado la idea de ser creaturas demoníacas cambiando de vida. Para esto, se tomará a tres vampiros que, durante el desarrollo de sus respectivas sagas, se han redimido.
Fotografía de Pablo Gabriel Durán

La literatura gótica nace durante el Romanticismo. Dicho movimiento aparece como una respuesta a la Ilustración, una respuesta rebelde. En un tiempo en el que “la Ilustración, con su pragmatismo, había escrito en su bandera la previsibilidad y la calculabilidad del mundo” (Safranski, 2009, pág. 51) volvía a despertarse el gusto por lo extraño. “Leer y escribir prometen la aventura a la vuelta de la esquina, la pequeña revolución. Deseamos, por supuesto, una vida mejor, en todo caso, una vida añadida, que prometa sorpresas y maravillas distintas de lo que encontramos en nuestro mundo corriente” (2009, pág. 51), el gótico entra escena a brindar ese mundo que se añade a la vida cotidiana, un mundo extraño. El extrañamiento es una de las técnicas preferidas por los románticos y el gótico es el extrañamiento del Romanticismo llevado al extremo. Esto permitirá la entrada a lo medieval, junto a lo cual se introducirá el elemento sobrenatural dando origen al género habitado por los vampiros.

“El romanticismo significa, en gran medida, una declaración y una adhesión sin freno a la causa de lo fantástico, pero la novedad consiste en que ahora sus cultores se basan en cuestiones estéticas y no sociales” (Amícola, 2003, págs. 48-49), en este tipo de fantástico se apela a lo sobrenatural. Los elementos sobrenaturales propios de la literatura gótica buscan generar terror. Éste está ligado a emociones primitivas, es irracional, por ello la literatura gótica se construirá sobre esta sensación de temor, que existe a pesar de la razón.

Porque aunque la esfera de lo desconocido ha ido reduciéndose a través de los milenios, […] un vasto residuo de asociaciones poderosísimas sigue aferrándose a todos los elementos y procesos que antaño eran misteriosos. Naturalmente, ahora esos fenómenos pueden explicarse perfectamente. Pero más que todo eso, existe una verdadera fijación fisiológica de los viejos instintos en nuestro tejido nervioso, que pueden volverse oscuramente operativos aun cuando la mente consiente se purgue de todas las fuentes de lo maravilloso (Lovecraft, 2009, pág. 453).

A esto se debe la existencia de la ficción de terror. En este caso, un terror que viene del pasado, de aquello que quedó latente de la superstición humana. El gótico es, ante todo, una mirada hacia el Medioevo.

El término gótico corresponde a

una denominación no corriente en la época de las grandes catedrales que acostumbramos a llamar góticas y que fueron levantadas como signo de status […]durante los siglos previos a la Edad Moderna. En el estilo ‘gótico’, por lo tanto, sobresalía para el Siglo de las Luces la marca del exceso (Amícola, 2003, pág. 15).

El nacimiento del gótico está marcado por el hecho de que “cuando se oscurece el futuro iluminado, se oye mejor la voz del pasado. Vuelve a gustar lo oscuro, lo que viene de lejos” (Safranski, 2009, pág. 52). La mirada hacia lo medieval, debido a un agotamiento del mundo racional que no ha podido responder a todos los cuestionamientos humanos, hace que se retomen las ideas de superstición y religión.

Uno de los motivos que la razón no ha podido explicar es el Mal. El Mal es el problema fundamental de la religión y la superstición, será aquello que aterra y atrae al hombre, “el mal no es ningún concepto; es más bien un nombre para lo amenazador, algo que sale al paso de la conciencia libre y que ella puede realizar” (Safranski, 2005, pág. 14), este se torna la piedra angular del gótico. La lucha entre el Bien y el Mal será una de las principales características del género. A fines del siglo XIX, el gótico nacerá mostrando creaturas de naturaleza diabólica contra las que el bien debe luchar. Así serán los primeros vampiros de la literatura, pero muchos de ellos comenzarían a tomar conciencia y a desear la redención. Ya no serían perseguidos por los representantes de las fuerzas del bien, sino que iniciaran su propia batalla contra el mal.

El vampiro hará entonces su aparición en la novela gótica como representación del mal, entre estas apariciones se destaca la obra Dracula, en la cual, el mal se muestra demonizado. “Bram Stoker establece la figura arquetípica del vampiro con Dracula (1897), que recopila todas las tradiciones y leyendas sobre el tema” (Giordanino, 2002, pág. 66). El Conde Vampiro es una creatura diabólica que representa el mal que debe ser combatido y destruido con las armas del bien (en el caso de esta novela, la mayoría de las armas provienen de la Iglesia Católica —crucifijos, ostias consagradas y agua bendita—), y Van Helsing será aquel encargado de tal batalla. El mal se encuentra personificado en la figura del Conde Dracula, la cual corresponde con la imagen del diablo. “El mal se convierte en el diablo, en antidios, que lucha por el alma del hombre (Safranski, 2005, pág. 27)”, de la misma forma que el vampiro seduce al hombre para arrebatarle la sangre.

Según Safranski, la imagen del diablo personificado se encuentra completamente formada en el siglo XIII, el diablo

se presenta como un perro, como un gato negro, como un cuervo y buitre, bajo la figura humana con pie de macho cabrío, en una nube fétida. A veces va vestido de negro y tiene figura delgada, otras veces da vueltas como una bola de barro. Puede volar y entra por la chimenea. Como súcubo yace debajo de los hombres, impidiéndoles engendrar y alejando de ellos el placer. Como íncubo yace sobre las mujeres, inyectándoles lascivia […]. El diablo pasa a ser el enemigo de Dios, pero reclama a su vez la fe en Dios […]. Es el adversario, y tras la muerte de Dios también desaparecerá de escena (Safranski, 2005, pág. 28).

No así el mal. Este seguirá perturbando la vida del hombre. Solamente la religión y la superstición parecen interesarse en el problema. Pero el hombre aún le teme a lo diabólico, de modo que el Terror Gótico ha decidido apropiarse de esta imagen del diablo.

A finales del siglo XX y hasta la actualidad, el gótico vuelve a cobrar importancia e invade la ficción con un vampiro renovado, para ilustrar a este nuevo vampiro se tomarán algunos de ellos. Los tres personajes que se han elegido para este análisis son: Lestat de la saga Cronicas Vampíricas  de Anne Rice, Damon de la saga Diario de Vampiros de L. J. Smith y Spike de la serie Buffy la caza vampiros creada por Joss Whedon. En estos personajes podemos apreciar las vestiduras negras propias del diablo personificado, siempre visten absolutamente de negro y sobre esto se llama la atención de manera permanente. Los tres son de figura delgada. Pero lo principal, es que incitan a la lascivia femenina (o masculina). “La belleza morena y la gracia y la sensualidad de Damon, […] atraían a las mujeres hacia él como polillas” (Smith, 2008, pág. 35). Puede decirse entonces que estas creaturas se originan en la idea religiosa que se tenía/tiene del demonio. Una creatura tan tenebrosa como seductora.

En particular, cada uno de estos personajes tendrán otras similitudes con el diablo arquetípico. Damon se presenta repetidas veces con forma de cuervo negro, “vio algo oscuro en las ramas del viejo membrillo que había frente a la casa. Era un cuervo, tan inmóvil como las hojas teñidas de amarillo de su alrededor. Y era la cosa que observaba” (Smith, 2008, pág. 11). Puede volar, pero no puede entrar en las casas de los humanos sin ser invitado.

Lestat tiene la capacidad de volar e introducirse en cualquier hogar sin necesidad de invitación previa. “Poseo una fuerza monstruosa. Soy capaz de volar y captar una conversación en el otro extremo de la ciudad, e incluso del globo. Adivino el pensamiento; puedo hechizar a la gente” (Rice, 2006, pág. 11), igual que el diablo arquetípico.

Spike, por su parte, no posee grandes facultades, los vampiros creados por Josh Weddom no tienen más poderes que una fuerza sobrehumana y una rápida curación. Pero sí son maldad pura, no tienen alma. Este vampiro en particular posee habilidades de manipulación, es una creatura muy observadora y sensible, lo cual hace que sea capaz de ver a través de las personas y revelar sus secretos.

Estas tres creaturas se consideran a sí mismos personificaciones del mal. Pero el mal es lo desconocido, el hombre ha intentado darle forma para confrontarlo. Aun así, éste sigue oculto, aterrorizando al hombre desde dentro.

Lo desconocido, al igual que impredecible, se convirtió para nuestros antepasados primitivos en una fuente tremenda y omnipotente de calamidades y de favores que se dispersaban a la humanidad por unos motivos tan misteriosos como enteramente extra terrenales, y pertenecientes a unas esferas de cuya existencia nada se sabía y en la que los seres humanos no tenían ninguna parte (Lovecraft, 2009, pág. 452).

La literatura de terror tiene origen en esta mirada hacia el mal, de donde viene y porqué existe. “Porque el mal está ligado al enigma de un surgimiento, de un surgimiento no integrado a las simples cosas del mundo” (Gisel, 2004, pág. 13), es un misterio que el ser humano intenta resolver.

En la actualidad, según Safranski, “no  hace falta recurrir al diablo para entender el mal. El mal pertenece al drama de la libertad humana. Es el precio de la libertad” (Safranski, 2005, pág. 13), es decir, existe gracias al libre albedrío. Siempre y cuando nos refiramos al mal como pecado, pero este se manifiesta en “fenómenos tan diversos como, en una primera aproximación, el pecado, el sufrimiento y la muerte” (Ricouer, 2004, pág. 23). El mito del vampiro tiene nacimiento en estas tres ideas debido a lo que este ser es:

a peculiar kind of revenant, a dead person who had returned to life and continued a form of existence through drinking the blood of the living. In popular thought, the vampire was considered to be ‘undead’, having completed earthly life but still being tied to that life and not yet welcome by the realm of the dead[1] (Melton, 1999, pág. 707).

Es decir, por un lado, es un ser que ha sufrido la muerte y otorga la muerte. Además, es un pecador que ha renunciado a la trascendencia del espíritu. El sufrimiento del vampiro es no poder morir; además, debe ocasionar sufrimiento bebiendo la sangre de los vivos, la necesidad de sangre es también parte de su condena.

La escritora Anne Rice fue la primera en presentar un vampiro con la capacidad de sufrir en su obra Entrevista con el vampiro. La obra narra la historia del vampiro Louis que, tras ser transformado por Lestat, comienza una dolorosa lucha contra su propia esencia maldita. Por su parte, Lestat nos es revelado en la novela, a través de los ojos de Louis, como un desalmado,

para él ser vampiro significaba venganza. Venganza contra la vida misma. Cada vez que mataba a alguien presentaba una venganza. No era sorprendente, entonces, que no apreciara nada. Los placeres de la vida de vampiro no estaban disponibles para él, porque estaba concentrado en una venganza maniática  contra la vida mortal que había abandonado. Consumido por el odio, miraba hacia atrás. Consumido por la envidia, nada le agradaba, salvo si podía arrebatárselo a los demás; y, una vez que lo poseía, se quedaba frío e insatisfecho, sin amor por esa cosa, y entonces partía en búsqueda de algo más: la venganza, ciega, estéril y despreciable (Rice, 2005, pág. 58).

Para Louis, Lestat es un ser despiadado, un depredador, es diabólico. Pero en la posterior entrega de la saga, Lestat se reivindica a sí mismo.

En cuanto a las mentiras que cuenta, a los errores y falsedades que comete, debo perdonarle su exceso de imaginación, su amargura y su vanidad […].

Cuando dice que yo jugaba con inocentes desconocidos, trabando amistad con ellos para luego matarlos, ¿cómo iba a saber que yo escogía a mis víctimas casi exclusivamente entre los tahúres, ladrones y asesinos, que acababa por ser más fiel de lo que nunca había pensado a mi tácito juramento de sólo hacer mis presas entre los malhechores? (Rice, 2008, págs. 461-462).

El anhelo de Lestat se vuelve, a partir de encontrarse con el libro narrado por Louis, el ganarse en corazón de la humanidad convirtiéndose en una estrella de rock, “quise ser un símbolo del mal en un siglo iluminado en donde el mal […] que soy yo no tiene lugar. Me imaginé incluso que, de esta forma, haría el bien: jugando a ser el diablo en el escenario (Rice, 2009, pág. 11)”. Poco a poco, a medida que se avanza en las otras novelas de la saga que otorgarán voz a Lestat, vamos percibiendo la necesidad de amor extrema que yace en este vampiro. El problema es que destruye el ser amado o, en el mejor de los casos, se gana su rencor y desprecio.

El primero en ser destruido es su amante, Nicolás, a quien convirtió en vampiro y esto fue quitándole la razón y en medio de un festejo “él se lanzó a las llamas” (Rice, 2008, pág. 445). La segunda es Claudia, que fue convertida por él a una corta edad humana, “la niña, la antigua niña, mi Claudia, era cenizas” (Rice, 2005, pág. 340). La tercera es la Reina Akasha, madre de todos los vampiros, quien despierta de un sueño eterno tras escuchar las melodías de Lestat, decide destruir vampiros y humanos, por lo cual los demás vampiros deben destruirla. El cuerpo de su amigo David es destruido por su causa, aunque este sobrevive como vampiro en un cuerpo ajeno. La soledad es lo que más atormenta a Lestat, el mal se le manifiesta como el sufrimiento de no poder retener al ser amado a su lado, esa es su condena. “El sufrimiento enfatiza el hecho de ser esencialmente padecido: nosotros no lo provocamos, él nos afecta” (Ricouer, 2004, pág. 25).

El pecado de Lestat es la vanidad. Con la palabra pecado se “designa todo aquello por lo que la acción humana es objeto de imputación, acusación y reprobación” (Ricouer, 2004, pág. 24). Gracias a este, miles de vampiros y otro tanto de hombres (de género masculino) son destruidos. El pecado de Lestat hace el mal al resto, “el mal cometido por uno halla su réplica en el mal padecido por el otro” (pág. 26). Aunque no es simplemente ese su problema, sino también el hecho de que trae la muerte de los hombres. Es un asesino. Sin embargo, todo el mal que rodea a este ser, no es superior al mal que existe en la vida de cualquier hombre.

Por su parte, el vampiro Spike no es tan moralista como Lestat. Spike es un verdadero asesino despiadado que disfruta de ser vampiro y se jacta de su maldad. Su pecado es la ira. Su mayor deseo es matar a La Cazadora. Sin embargo, a pesar de haber sido despojado de un alma humana, es un vampiro capaz de amar.

Spike se ve impedido de la posibilidad de hacer el mal físico cuando es privado de la libertad de poder infringirlo mediante un chip que agentes secretos del gobierno depositan en su cerebro, “RILEY: The implant works. Hostile 17 [Spike] can't harm any living creature, in any way, without intense neurological pain[2]” (Whedon, 2000). La pérdida de la libertad inicia el sufrimiento de Spike.

A pesar de que este sujeto sea una creatura demoníaca propia de las primeras literaturas de vampiros, cuyos poderes provienen del infierno mismo, también alcanza la redención a través del amor. Buffy, la Cazadora, el eterno objeto de su deseo; claro que en un principio ese deseo se fundaba en querer otorgarle la muerte, pero se transforma en un objeto de amor. El amor no correspondido es también para este vampiro un motivo de sufrimiento.

Damon es un vampiro muy poderoso, como todos los vampiros del mundo de esta saga a la que pertenece. Sus poderes consisten en

fuerza [...], rapidez. Una agudización de los sentidos, en especial de noche […]. También podemos… percibir mentes. Podemos detectar su presencia, y en ocasiones la naturaleza de sus pensamientos. Podemos proyectar confusión en mentes débiles […]. Con suficiente sangre humana, somos capaces de convertirnos en animales. Y cuanto más se mata, más fuerte se vuelven todos los Poderes (Smith, 2008, pág. 217).

Demon se alimenta de sangre humana y mata a sus víctimas, por ello es más poderoso que su hermano, y se considera a sí mismo un ser malvado, aunque no se jacta de ello como Spike, se muestra permanentemente en una actitud sombría. Su pecado es la soberbia, se considera superior a los humanos y pasa sobre ellos, aterrorizándolos y alimentándose de su sangre, cada vez que se le antoja. Como un depredador, acecha a la mujer en la que ha depositado sus ojos, Elena. La misma de la que se ha enamorado su hermano, Stefan. Damon parece cumplir el rol de hermano malvado, por el cual se siente satisfecho. Él goza de su condición de vampiro. Stefan intenta llevar la vida normal de un adolecente humano. Damon no carga con culpas cuando bebe sangre humana, por su parte, Stefan lo hace.

Pero el sufrimiento de Damon radica justamente en el hecho de que Elena está enamorada de Stefan. Elena no es la primera mujer que se interpone entre los hermanos, la vampira que los convirtió, Katherine, fue también el objeto del deseo de ambos. Pero el odio de Damon es anterior “—No sé cuando empezó a odiarme Damon— dijo —. Fue siempre así desde que puedo recordar. Quizás fue porque mi madre jamás se recuperó realmente de mi nacimiento y murió a los pocos años. Damon la amaba muchísimo, y siempre tuve la sensación de que me culpaba” (Smith, 2008, pág. 202).

Esta imagen que él crea de sí hace que todo el mundo, ante un acontecimiento negativo, sospeche siempre de él. Por su parte, no intentará despejar las dudas, mostrándose siempre como un alma fría e insensible. Pero en cada conflicto demostrará su incapacidad para ver sufrir a quienes ama, en especial a Elena. Al ser ésta convertida en vampiro, Damon se alía a su hermano para el beneficio de la muchacha, sin hacer daño a nadie.

Todo vampiro se considera a sí mismo como una creatura del mal, aún cuando opte por hacer el bien, o no hacer el mal. El vampiro nunca puede ser parte del mundo humano, allí radica la idea de considerarse una suerte de demonio. Pero es una creatura mitológica, por lo tanto posee “la potestad de asumir por partes iguales el costado tenebroso y el costado luminoso de la condición humana” (Ricouer, 2004, pág. 29). Si bien, en un principio fue un demonio, hoy es un héroe.

El vampiro ha descendido a los infiernos y ha regresado victorioso. Los tres personajes vencen al mal en el infierno, a su mal interior. “A manera de las tinieblas, el mal no tiene ningún ser propio, sino que es un defecto del ser, de luz y de bien” (Safranski, 2005, pág. 51). Estos vampiros comprobarán en el infierno que no son diabólicos, solamente defectuosos.

Lestat es seducido por el mismo diablo y llevado de visita al infierno, se le ofrece aliarse a la causa del demonio. Aterrado ante la propuesta, huye del diablo para volver al mundo totalmente cambiado. Tras años de encontrarse en un estado de sueño y meditación, Lestat despierta con una nueva idea en la mente, la de convertirse en Santo. “Deseo ser santo. Deseo salvar a millones de almas. Deseo hacer el bien en todo el mundo. ¡Deseo combatir el mal! Deseo ver mi estatua, realizada en tamaño natural, en todas las iglesias” (Rice, 2005a, pág. 11), claro que nunca pierde su vanidad.

Spike, debido a su imposibilidad de hacer el mal a los hombres, sólo puede atacar a demonios para liberar su ira, se encuentra finalmente trabajando a la par de la Cazadora. Ella cede a sus encantos, pero no le entrega su amor. Durante la sexta temporada mantienen una relación basada en el sexo. Pero en el episodio As You Were, Buffy decide terminar tras considerar que lo estaba usando y eso la dañaba. “I can't love you. I'm just... being weak, and selfish... and it's killing me. I have to be strong about this. I'm sorry..., William[3]” (Whedon, 2002).

Spike no puede aceptarlo y continúa insistiendo en retomar la relación. Sin embargo, como vampiro no tiene la posibilidad de controlar sus emociones, simplemente actúa. En ese accionar, en el episodio Seeing red, intenta violar a Buffy. Al darse cuenta de lo que ha hecho, comienza el peor de sus sufrimientos.

SPIKE: You know, everything always used to be so clear. Slayer. Vampire. Vampire kills Slayer, sucks her dry, picks his teeth with her bones. It's always been that way. I've tasted the life of two Slayers. But with Buffy...It isn't supposed to be this way. It's the chip. Steel and wires and silicon. It won't let me be a monster. And I can't be a man. I'm nothing[4] (Whedon, 2002).

Es así como decide ir en busca de su alma, para convertirse en el hombre que ella se merece. Tras sortear una serie de pruebas físicas, los demonios le devuelven el alma.

Allí comienza el tormento. Su alma estuvo en el infierno y sufre por los pecados cometidos, pero lo peor, es que el alma le ayuda a comprender que Buffy nunca lo amó, sólo jugó con él. “SPIKE: Hey, hey, hey! No touching. Am I flesh? Am I flesh to you? Feed on flesh. My flesh. Nothing else. Not a spark[5]” (Whedon, 2003).

El sufrimiento que le otorga su alma hace que Spike pueda redimirse. Finalmente, se entrega a la muerte por un bien superior. Destruye la entrada al infierno y se transforma en un héroe. Como todo héroe, renace. Aparece en Los Angeles en el final del episodio Conviction de la serie Angel (un Spin-off del Buffyverso). A partir de allí, el vampiro redimido escoge luchar contra el mal.

Damon es un vampiro que sufre en silencio por su amor no correspondido, pero no parece interferir maliciosamente hasta que una creatura malvada, un malach, una especie de parásito, se mete en su cuerpo acentuando su perversidad y todo sentimiento negativo que en él habite. Este parásito despierta el mal que yace en él, y lo hace descubrir que no es la creatura diabólica que siempre se creyó. Asumiendo la responsabilidad por los actos cometidos bajo el influjo del malach, entre ellos, tender una trampa a Stefan para que éste acabe en el infierno, decide enmendarlos. Esto lo llevará a emprender junto a Elena, su amor imposible, y sus amigas, un viaje al infierno, a un infierno, el Shinoshi. Allí iniciará su lucha por el bien, defendiendo y protegiendo a los justos que sufren en aquel mundo siniestro.

Su acto más enaltecedor será el de renuncia a Elena. Allí está su sufrimiento. Damon sale del infierno acompañando a Stefan en brazos de la mujer a la que él también ama. Pero un error le otorga un don inesperado, una rosa negra que una creatura sobrenatural le obsequió a Stefan le devuelve la vida humana.



Los tres vampiros escogidos para este trabajo descienden al infierno y de allí vuelven a la vida, redimidos del mal, es decir, con la libertad de poder elegir el bien. El vampiro es un ser vuelto a la vida, que ha vencido a la muerte, pero “sólo el nacimiento puede conquistar la muerte, el nacimiento, no de algo viejo, sino de algo nuevo” (Campbell, 1959, pág. 23). El vencer la muerte, para el vampiro, es derrotar el deseo del mal.

El héroe ha muerto en cuanto a hombre moderno, pero como hombre eterno —perfecto, no específico, universal— ha vuelto a nacer. Su segunda tarea […] ha de ser […] volver a nosotros transfigurado y enseñar las lecciones que ha aprendido sobre la renovación de la vida (Campbell, 1959, pág. 26),

ya sea como santo, como una suerte de superhéroe que lucha contra las fuerzas oscuras, o como un hombre pleno de sabiduría.

La des-demonización del mal en la ficción actual intenta demostrar que este proviene del hombre mismo. Esto ha permitido apartar la idea de diabólico del vampiro y transformarlo en una víctima de su condición, en un ser sufriente. De la misma manera que el mundo ha apartado de la naturaleza de las cosas la figura del demonio. El vampiro redimido es una metáfora que muestra como el mal es simplemente una cuestión por la que el hombre puede optar para su vida. Gracias al libre albedrío no existen los condenados. Más allá de la propia naturaleza maldita del ser y el universo que lo rodea, siempre existe la libertad de elegir o no el mal.







Amícola, J. (2003). La batalla de los géneros. Novela gótica versus novela de educación. Rosario: Beatriz Viterbo.

Campbell, J. (1959). El heroe de las mil caras, psicoanalisis del mito. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Giordanino, E. P. (2002). Los vampiros antes de Drácula. En J. E. Burucúa, & F. Gil Lozano, Zilele Dracului: las diversas caras del vampiro (págs. 55-70). Buenos Aires: Eudeba.

Gisel, P. (2004). Prólogo. En P. Ricouer, El mal. Un desafío a la filosofía y a la teología (págs. 7-19). Buenos Aires: Amorrortu.

Lovecraft, H. P. (2009). Obras completas (Vol. III). (E. Lois, Trad.) Buenos Aires: Daída.

Melton, G. (1999). The vampire book. The encyclopedia of the undead. Detroit: Visible Ink Press.

Rice, A. (2005a). Cantico de sangre. Barcelona: B.

Rice, A. (2005). Entrevista con el vampiro. (M. Covián, Trad.) Montevideo: Zeta Bolsillo.

Rice, A. (2009). La reina de los condenados. (C. Llorach, Trad.) Barcelona: Zeta Bolsillo.

Rice, A. (2008). Lestat el vampiro. Barcelona: Zeta.

Rice, A. (2006). Memnoch el diablo. Barcelona: B.

Ricouer, P. (2004). El mal. Un desafío a la filosofía y a la teología. Buenos Aires: Colección Nómadas.

Safranski, R. (2005). El mal: o el drama de la libertad. Barcelona: Tusquets.

Safranski, R. (2009). Romanticismo: Una odisea del espíritu alemán. Barcelona: Tusquets.

Smith, L. J. (2008). Despertar. Buenos Aires: Emecé.





[1] una especie peculiar de reviviente, una persona muerta que había vuelto a la vida y continuaba su forma de existencia a través del acto de beber la sangre de los vivos. En la mentalidad popular, el vampiro era considerado un 'no muerto', que ha completado la vida terrenal, pero todavía está atado a ella y aún no es recibido por el reino de los muertos (traducción propia).
[2] RILEY: El implante funciona. Hostil 17 [Spike] no puede dañar a ninguna criatura viva, de ninguna manera, sin un dolor neurológico intenso
[3] No te puedo amar. Estoy ... siendo débil y egoísta ... y eso me está matando. Tengo que ser fuerte sobre esto. Lo siento ..., William.
[4] SPIKE: Ya sabes, todo siempre solía estar tan claro. Cazadora. Vampiro. Vampiro mata a Cazadora, la chupa hasta secarla, limpia sus dientes con sus huesos. Siempre ha sido así. He probado la vida de dos Cazadoras. Sin embargo, con Buffy ... No se supone que sea de esta manera. Es el chip. Acero y cables y silicona. No me deja ser un monstruo. Y no puedo ser un hombre. No soy nada
[5] SPIKE: ¡Hey, hey, hey! No tocar. ¿Soy carne? ¿Soy carne para vos? Se alimentan de carne. Mi carne. Nada más. No un destello.